confío en Dios y no siento miedo.
¿Qué puede hacerme un simple mortal?.
Salmo 56,4
NUEVA EXPRESIÓN EN POLÍTICA: LIDERMUM Liderazgo Para un Mundo Mejor - Nace, como una aspiración del corazón de Jesucristo, a la vida política nacional, de HOY. No hay fuente más pura, no hay manantial más limpio de valores, que el corazón de Jesús:"El que cree en mí de su pecho brotarán rios de AGUA VIVA" “El acuerdo engendra la belleza y el orden de las cosas; por el contrario, de la persistencia de la lucha tiene que derivarse necesariamente la confusión juntamente con un bárbaro salvajismo”
STARÁ BOLESLAV, lunes 28 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI afirmó que la sociedad necesita hoy personas “con temor de Dios y coherentes”, en la homilía en la Misa de la fiesta de San Wenceslao, patrón de la nación checa, celebrada este lunes en la explanada de la via Melnik, en la ciudad de Stará Boleslav,
La misa se celebró en presencia de 45 mil personas, entre ellas el presidente del país – a quien el Papa felicitó por su santo - y especialmente un nutrido grupo de jóvenes. Stará Boleslav es el lugar donde san Wenceslao, soberano de los checos, murió mártir a manos de su hermano Boleslao, en el año 935.
Poniendo el ejemplo del santo, el Papa afirmó que “hoy se necesitan personas que sean “creyentes” y “creíbles”, dispuestas a difundir en cada ámbito de la sociedad esos principios e ideales cristianos en los que se inspira su acción”.
Y continuó: “Esto es la santidad, vocación universal de todos los bautizados, que empuja a cumplir el propio deber con fidelidad y valentía, mirando no el propio interés egoísta, sino el bien común, y buscando en todo momento la voluntad divina”.
En el último día de su viaje apostólico a la República Checa, el Papa reconoció la dificultad de este objetivo, pero destacó que los santos muestran que puede lograrse.
Su ejemplo, destacó, “nos anima a los que nos llamamos cristianos a ser creíbles, es decir, coherentes con los principios de la fe que profesamos”.
En su homilía, iniciada con un saludo al Presidente de la República y a todo el pueblo checo en el día de su fiesta nacional, recordó algunos hechos de la vida del mártir.
“El joven soberano Wenceslao se mantuvo fiel a las enseñanzas evangélicas que le había impartido su santa abuela, la mártir Ludmilla”, explicó.
“Siguiéndolas, aún antes de comprometerse en la construcción de una convivencia pacífica dentro de la Patria y con los países limítrofes, se empeñó en propagar la fe cristiana, llamando a sacerdotes y construyendo iglesias”, prosiguió.
También recordó que el mártir, “animado por el espíritu evangélico, llegó a perdonar incluso al hermano, que había atentado contra su vida”.
El pontífice subrayó que este rey santo “tuvo el valor de anteponer el reino de los cielos a la fascinación del poder terrenal”.
Para Benedicto XVI, su lección de vida fue que “no basta, de hecho, parecer buenos y honrados, hay que serlo realmente; y bueno y honrado es aquel que no cubre con su yo la luz de Dios, no se pone delante a sí mismo, sino que deja ver a Dios a través suyo”.
“¿En nuestros días la santidad es aún actual” o “no es más bien un tema poco atrayente e importante?”, se preguntó. “¿No se buscan hoy más el éxito y la gloria de los hombres? ¿Cuánto dura, sin embargo, y cuanto vale el éxito terrenal?”.
“El valor auténtico de la existencia humana no se mide sólo con los bienes terrenales y los intereses pasajeros –indicó-, porque no son las realidades materiales las que apagan la sed profunda de sentido y de felicidad que hay en el corazón de cada persona”.
Además de señalar que el “éxito terrenal” tiene escaso valor, recordó la caída, en el siglo pasado, de muchos poderosos que negaban a Dios.
“Quien negaba y sigue negando a Dios y, en consecuencia, no respeta al hombre, parece tener la vida fácil y conseguir un éxito material –advirtió-. Pero basta rascar la superficie para constatar que, en estas personas, hay tristeza e insatisfacción”.
El Santo Padre destacó que sólo quien tiene “en el corazón el santo “temor de Dios”, tiene confianza también en el hombre y emplea su existencia en construir un mundo más justo y más fraterno”.
COMUNICADO DE LA CEV ANTE EL PROYECTO DE LEY ORGANICA
PARA LA EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO
Los Obispos y Arzobispos que conformamos la Conferencia Episcopal Venezolana, en nuestra condición de pastores de un pueblo mayoritariamente cristiano, deseosos de iluminar el delicado tema de los valores y principios de la fe cristiana hacemos publico nuestro interés en participar en el debate suscitado por el proyecto de Ley Orgánica para la equidad e igualdad de género presentado y discutido en la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
Aun cuando el Proyecto de Ley plantea entre sus objetivos desarrollar principios de igualdad y solidaridad y fortalecer el respeto a los derechos humanos de hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes, tenemos fundadas razones para afirmar que en él se cometen graves violaciones y daños irreparables a derechos y estructuras fundamentales de la sociedad venezolana reconocidos y garantizados en nuestro texto Constitucional.
Frente a los graves daños que ya ha estado sufriendo el matrimonio y la familia por el deterioro económico, social y moral y por el impacto de una cultura pan sexual que atenta contra su estructura social y jurídica, se suma este nuevo intento legislativo de la Asamblea Nacional, que la Iglesia católica, lo mismo que otras iglesias cristianas hermanas y otros credos, ve con suma preocupación.
El nuevo Proyecto legislativo de Igualdad y equidad de género atenta gravemente contra derechos consagrados y protegidos por nuestra Constitución Nacional: concretamente las instituciones del matrimonio y la familia y el interés superior de niños, niñas y adolescentes consagrados en los artículos 75, 76, 77 y 78 de la Carta Magna al legitimar uniones del mismo sexo, otorgándoles los mismos efectos jurídicos y patrimoniales que a los del matrimonio; en el proyecto de la nueva ley estos derechos quedan jurídicamente vulnerados. Igualmente desconoce la protección constitucional al derecho a la inviolabilidad de la vida humana, sea por medios anticonceptivos o por el aborto.
La Iglesia proclama, al igual que nuestra Constitución Nacional, la primacía y la inviolabilidad de los derechos humanos: la dignidad de la persona y el derecho inviolable a la vida humana. Ese derecho natural, superior a cualquier ley humana, exige de los Estados la obligación de defender la vida humana. Este derecho fundamental y primero es consagrado en nuestra Constitución cuando dice que "la vida humana es inviolable y el Estado tiene la obligación de protegerla" (Art.43, 76).
La Institución natural del Matrimonio como institución de derecho natural, consagrado en nuestras leyes como unión de un hombre y una mujer; y la institución de la familia como una comunión de amor, de respeto, de fidelidad y de auxilio mutuo, conformada por padre, madre, hijos e hijas, son reconocidos y protegidos por el Estado de conformidad a los artículos 75 y 77 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Cuando la institución del Matrimonio y de la familia, que son los pilares de una sociedad, están amenazados por situaciones sociales, económicas, ideológicas o jurídicas, las diversas instituciones de la sociedad deben ponerse en movimiento para su defensa. En consecuencia es legítima la reacción y el rechazo de la sociedad cuando se pone en peligro la dignidad de la persona humana y los derechos que le son inherentes, como el de gozar de una estructura familiar constituida por un hombre y una mujer y sus hijos.
Como responsables de la pastoral de la familia convocamos a todos los hombres y mujeres de Venezuela a una actitud vigilante de estudio y discusión de este nuevo proyecto de Ley que de ser aprobado comprometería gravemente el futuro de nuestra sociedad; e invitamos a trabajar y hacer proposiciones que contribuyan a la dignificación de la persona humana y rechacen cuanto contribuya al debilitamiento de derechos tan fundamentales como: dignidad y respeto a la persona humana y la estructura natural del matrimonio y la familia. Urge igualmente salvaguardar el derecho de todo niño, niña y adolescente a ser formados y educados en el seno de su familia natural. El futuro de nuestra sociedad depende del respeto y protección que se garantice al matrimonio y la familia, instituciones consideradas fundamentales en todos los pueblos.
Firman los Arzobispos y Obispos de Venezuela.
Caracas 10 de julio de 2009