jueves, 14 de febrero de 2013

¡EL RAYO DE DIOS, HABLANDO A SU PUEBLO!


Job 37
1 También por eso tiembla mi corazón y se me salta fuera del pecho. 2 ¡Escuchen el estampido de su voz y el estruendo que sale de su boca! 3 El lanza su rayo bajo los cielos y hasta los confines de la tierra llega su fulgor. 4 Detrás de él, ruge una voz: hace tronar su voz majestuosa y no retiene los relámpagos mientras se deja oír su voz. 5 Dios nos hace contemplar maravillas, realiza grandes cosas, que no llegamos a entender. 6 Cuando dice a la nieve: «Cae sobre la tierra», y a los aguaceros: «Lluevan con fuerza», 7 él suspende la actividad de los hombres, para que todos reconozcan su obra; las fieras se meten en sus guaridas y se refugian en sus madrigueras. 9 De la constelación austral irrumpe la tormenta, y el frío, de los vientos del norte. 10 Al soplo de Dios se forma el hielo y se congela la extensión de las aguas. 11 El carga la nube de humedad, y el nubarrón expande su relámpago, 12 que gira en derredor, conforme a sus planes, para ejecutar cada uno de sus mandatos por toda la superficie de la tierra: 13 sea que cumpla su voluntad para un castigo o para dispensar sus beneficios. 14 Presta atención a esto, Job, detente y considera las maravillas de Dios. 15 ¿Sabes acaso cómo Dios las dirige y cómo su nube hace brillar el rayo?
Fuente: http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PLD.HTM 


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